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México, Ciudad de México
Excreciones de la naturaleza: Las ecologías cotidianas de George Kuchar
Una exposición de obras raramente proyectadas de uno de los cineastas experimentales y video-diaristas norteamericanos más complejos e influyentes, George Kuchar (1942-2011): un maestro para muchas generaciones de las posibilidades humanas, personales, expresivas y queer de los formatos de bajo presupuesto (reforzadas por el innegable genio literario y de edición de Kuchar). A través de proyecciones en 16mm y video, conoceremos el interior y el exterior de Kuchar: los ritmos biológicos (y casi religiosos) del anhelo queer en el Bronx, Nueva York, en la década de 1960; los poderes eróticos lubricantes de los ovnis; elecciones en el San Francisco de los años 70 sobre si amar, morir o mudarse a Oklahoma; tormentas y tornados como extensiones de nuestros propios excrementos; y la animosidad secreta de los animales hacia nosotros. Las luchas de una mente con la naturaleza y su cuerpo se convierten en las nuestras.
Programa 1:
Eclipse of the Sun Virgin
George Kuchar, 1967, E.U., 15 min, inglés con subtítulos en español, 16mm
Dedico este poema cinematográfico a las bestias de antaño que perecieron en Siberia junto con los paquidermos cornudos de la época preglaciar. Este escalofriante montaje de represión carmesí debe verse. Arduamente filmada y montada, también será arduo verla. - George Kuchar
Copia de 16mm proporcionada por Anthology Film Archives
A Reason to Live
George Kuchar, 1976, E.U., 25 min, inglés con subtítulos en español, 16mm
Esta película trata sobre la depresión, aunque no es tan deprimente. Supongo que contiene un mensaje de fe y esperanza ... para mí sí .... Pero puede que mi interés no coincida con el suyo. Se rodó en San Francisco y en el centro de Oklahoma con un reparto de un hombre y cuatro mujeres. Las emociones abrumadoras se desbordan sobre un enorme fondo meteorológico que inspira y aterroriza a los personajes. - George Kuchar
Copia de 16mm proporcionada por Anthology Film Archives
Ascension of the Demonoids
George Kuchar, 1985, E.U., 45 min, inglés con subtítulos en español, 16mm
Realizada con una beca del Fondo Nacional de las Artes de Estados Unidos, esta película explota los excesos que permite el dinero gubernamental para explorar toda la gama de la mitología OVNI de George Kuchar. Se sondea la conciencia de cada uno de los miembros de un club de OVNIs para obtener historias de Hombres de Negro (extraídas de la experiencia personal del propio George), de brotes de payasos, de una recurrente bolsa de enemas y de la receta de asado de la madre de los Kuchar (según cuenta George, la parte de mayor éxito entre el público durante su estreno). Los efectos especiales, que incluyen arañazos en la emulsión y geles para lentes, recuerdan el encanto de los primeros trabajos de George y Mike Kuchar en los años cincuenta y sesenta. La ufología se muestra como la sublimación –pero no sólo sublimación: la profilaxis, tal vez– de una mitología aún más antigua: la búsqueda del amor. - B.D.
Copia de 16mm proporcionada por Anthology Film Archives
Texto Curatorial por Byron Davies:
Sería un error ubicar en un único eje o símbolo la obra multivalente del gran cineasta underground y videodiarista estadounidense George Kuchar (1942-2011), pero se puede afirmar que la relación entre el interior y el exterior era una de sus obsesiones. O más bien: sus películas y escritos estaban impregnados de ansiedad por distinguir las que eran obsesiones (y paranoias) personales de los que eran hechos estructurantes fundamentales del mundo -el clima, las conspiraciones en torno a los ovnis, los Hombres de Negro…-. Al fin y al cabo, su estrella polar para las cuestiones paranormales fue el periodista John A. Keel (protagonista de la serie tardía de video Secrets of the Shadow World, 1999), un autor que, si bien negaba la realidad de los ovnis, los veía como manifestaciones de fenómenos reales, ocultos y conspirativos: la inmanencia de lo oculto.
De hecho, una figura psicoanalítica casi ineludible en los comentarios sobre Kuchar es la “sublimación”. En su reciente libro Experimental Film and Queer Materiality, Juan Antonio Suárez describe Eclipse of the Sun Virgin (1967) de Kuchar como “una sátira de las películas homoeróticas de posguerra de Kenneth Anger, Willard Maas y Gregory Markopoulos”, en particular Eaux d’Artifice (1953) de Anger, donde “se da a entender que los chorros líricos, las pulverizaciones y los reflejos acuosos sobre piedra esculpida de Anger son, en el fondo, sublimaciones de lluvias doradas y excrementos”. Con motivo de una retrospectiva en Londres en 1988, el crítico británico Michael O’Pray describió Wild Night in El Reno (1977) y las primeras entregas de la serie Weather Diary de Kuchar como “un encantamiento del romance familiar” en el que la naturaleza es un padre ausente: “un patriarca vengativo y todopoderoso del Antiguo Testamento, que ni siquiera se atreve a tomar forma humana.” Los veranos que Kuchar pasaba regularmente como “storm squatter” en Oklahoma eran siempre una forma de volver a casa -y más concretamente, al baño- decepcionado cada vez que no se manifestaban esos conflictos familiares conocidos como tornados.
¿Eran sólo obsesiones personales inefables? Difícilmente. En una carta inédita de 1982 en la que elogiaba a Kuchar por Wild Night, Stan Brakhage también se remitía a los lastimeros recuerdos de su padre (en particular, su fallecimiento en Enid, Oklahoma, al norte de El Reno). Y, sin embargo, hay que admitir que tanto Kuchar como Brakhage compartían muchas de las mismas ambiciones, y frustraciones, en cuanto a las posibilidades del cine para liberar el aislamiento que se siente en las experiencias estéticas singulares: salvo que para Kuchar lo que ocupaba el lugar de las supuestas formas aislantes de ver la luz de Brakhage eran precisamente (¿concretamente? ¿familiarmente?) los ovnis.
Por ello, pienso que el autor Gene Youngblood exagera las diferencias entre los videodiarios de Kuchar y el Walden de Henry David Thoreau cuando dice: “Donde la desobediencia de Thoreau es referencial al mundo, la de Kuchar es simplemente de otro mundo. Quiere irse con los extraterrestres”. Más bien, para Kuchar lo extraterrestre ya está aquí. No estamos ni gramatical ni conceptualmente lejos del capítulo “Economía” del Walden de Thoreau si se ampliara para incluir la mierda y la masturbación (y sólo estamos algo lejos de la Economía de Thoreau una vez que se absorben las dietas de otros, concretamente la de Bigfoot). ¿Es demasiado fácil decir que Kuchar es thoreauviano en la medida en que no le preocupa la huida de sí mismo, sino más bien el autoconocimiento? En su extraordinaria correspondencia publicada póstumamente con Donna Kerness, colaboradora de toda la vida, Kuchar expresa su visión del sexo como una forma de conocerse a sí mismo. Lo presenta como una conclusión a la que se llega con la madurez, aunque una semilla de esa ambición por el sexo ya está presente en Eclipse of the Sun Virgin, y su uso de la música del musical On the Town: la letra “Mis amplios conocimientos de anatomía” (“My extensive knowledge of anatomy”) sirve de irónica confesión de latencia juvenil.
¿Y hasta qué punto son acertadas las sospechas de Kuchar de hostilidad por parte de la naturaleza no humana? En Scarlet Droppings (1991), un viaje a un zoológico de Normal, Illinois, invita al comentario de George: “Mira, tómatelo como lo que vale, un animal es un animal… De vez en cuando van a intentar arrancarte la cabeza”. En Secrets of the Shadow World menciona a John A. Keel -sin renegar de una evidente identificación personal- el miedo de H.P. Lovecraft a los peces. Estos momentos son indicios por parte de Kuchar de la suficiente autoconciencia de que la hostilidad de la naturaleza no humana podría ser simplemente más de sí mismo extendido hacia fuera y luego mirando hacia dentro.
En un artículo publicado en 1966 en un periódico de Berkeley (California), Leonard Lipton comparaba el dominio de Kuchar de las formas clásicas de Hollywood con la manera en que “Einstein fue llamado el último de los físicos clásicos, y Newton el último de los grandes geómetras… Ha forjado el futuro yendo hacia atrás”. Este tipo de pensamiento es algo habitual en relación con el modernismo en las artes (de T.S. Eliot a Stanley Cavell). Pero la formulación de Lipton (ligeramente profética, pues se escribió muy tempranamente) podría permitir un giro más: Kuchar retrocede, y luego avanza, al ir hacia dentro, al sostener una idea clara de las necesidades corporales que fundamentan nuestro deseo de tener una idea tan asentada como “el clima” o “el espacio exterior” (por no mencionar los límites del yo que podrían hacer inteligible una idea como “excremento”).
¿Qué sentido puede tener ese autoconocimiento, o (si viene a ser lo mismo) la sintonía entre el interior y el exterior? Como dice un personaje en A Reason to Live (1976), “La niebla se acerca. Te dará fuerzas.” La película da a entender que la naturaleza por sí sola -pero sobre todo la naturaleza tempestuosa, la naturaleza en su máxima expresión- es una razón para vivir. Y es una película iluminada por esa convicción.
Con esa misma convicción, la de afirmar la vida convocando a las fuerzas de la naturaleza, iluminaremos salas de cine de la Ciudad de México con el programa más extenso de películas de Kuchar que jamás se haya proyectado en México. Comenzamos en la Cineteca Nacional el 17 de Julio con “Interiores y Exteriores de George Kuchar”, proyectando tres películas en 16mm (de Anthology Film Archives): Eclipse of the Sun Virgin (1967), A Reason to Live(1976) y la película sobre ovnis Ascension of the Demonoids (1985). Continuamos en el Centro de Cultura Digital el 19 de julio con una inmersión más profunda en la naturaleza, “Exteriores e Interiores de George Kuchar”, proyectando una copia en 16mm de Wild Night in El Reno (1977, también de Anthology) así como Weather Diary 2 (1987) y Scarlet Droppings (1991), ambas de Video Data Bank.
En esta selección del cine de Kuchar, la materia sublimada vuelve a la tierra: ahora doblemente encantada por su paso a través de las estrellas.
*El programa cuenta con el apoyo de la Acción Marie Sk?odowska-Curie (MSCA) “Materialism and Geographic Specificity in the Philosophy of Film” (convenio de subvención ID: 101102377), en la Universidad de Murcia, financiado por la Unión Europea. No obstante, las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no reflejan necesariamente las de la Unión Europea o la Universidad de Murcia. Ni la Unión Europea ni la autoridad que concede la subvención pueden ser consideradas responsables de las mismas.
Texto Curatorial por Byron Davies:
Sería un error ubicar en un único eje o símbolo la obra multivalente del gran cineasta underground y videodiarista estadounidense George Kuchar (1942-2011), pero se puede afirmar que la relación entre el interior y el exterior era una de sus obsesiones. O más bien: sus películas y escritos estaban impregnados de ansiedad por distinguir las que eran obsesiones (y paranoias) personales de los que eran hechos estructurantes fundamentales del mundo -el clima, las conspiraciones en torno a los ovnis, los Hombres de Negro…-. Al fin y al cabo, su estrella polar para las cuestiones paranormales fue el periodista John A. Keel (protagonista de la serie tardía de video Secrets of the Shadow World, 1999), un autor que, si bien negaba la realidad de los ovnis, los veía como manifestaciones de fenómenos reales, ocultos y conspirativos: la inmanencia de lo oculto.
De hecho, una figura psicoanalítica casi ineludible en los comentarios sobre Kuchar es la “sublimación”. En su reciente libro Experimental Film and Queer Materiality, Juan Antonio Suárez describe Eclipse of the Sun Virgin (1967) de Kuchar como “una sátira de las películas homoeróticas de posguerra de Kenneth Anger, Willard Maas y Gregory Markopoulos”, en particular Eaux d’Artifice (1953) de Anger, donde “se da a entender que los chorros líricos, las pulverizaciones y los reflejos acuosos sobre piedra esculpida de Anger son, en el fondo, sublimaciones de lluvias doradas y excrementos”. Con motivo de una retrospectiva en Londres en 1988, el crítico británico Michael O’Pray describió Wild Night in El Reno (1977) y las primeras entregas de la serie Weather Diary de Kuchar como “un encantamiento del romance familiar” en el que la naturaleza es un padre ausente: “un patriarca vengativo y todopoderoso del Antiguo Testamento, que ni siquiera se atreve a tomar forma humana.” Los veranos que Kuchar pasaba regularmente como “storm squatter” en Oklahoma eran siempre una forma de volver a casa -y más concretamente, al baño- decepcionado cada vez que no se manifestaban esos conflictos familiares conocidos como tornados.
¿Eran sólo obsesiones personales inefables? Difícilmente. En una carta inédita de 1982 en la que elogiaba a Kuchar por Wild Night, Stan Brakhage también se remitía a los lastimeros recuerdos de su padre (en particular, su fallecimiento en Enid, Oklahoma, al norte de El Reno). Y, sin embargo, hay que admitir que tanto Kuchar como Brakhage compartían muchas de las mismas ambiciones, y frustraciones, en cuanto a las posibilidades del cine para liberar el aislamiento que se siente en las experiencias estéticas singulares: salvo que para Kuchar lo que ocupaba el lugar de las supuestas formas aislantes de ver la luz de Brakhage eran precisamente (¿concretamente? ¿familiarmente?) los ovnis.
Por ello, pienso que el autor Gene Youngblood exagera las diferencias entre los videodiarios de Kuchar y el Walden de Henry David Thoreau cuando dice: “Donde la desobediencia de Thoreau es referencial al mundo, la de Kuchar es simplemente de otro mundo. Quiere irse con los extraterrestres”. Más bien, para Kuchar lo extraterrestre ya está aquí. No estamos ni gramatical ni conceptualmente lejos del capítulo “Economía” del Walden de Thoreau si se ampliara para incluir la mierda y la masturbación (y sólo estamos algo lejos de la Economía de Thoreau una vez que se absorben las dietas de otros, concretamente la de Bigfoot). ¿Es demasiado fácil decir que Kuchar es thoreauviano en la medida en que no le preocupa la huida de sí mismo, sino más bien el autoconocimiento? En su extraordinaria correspondencia publicada póstumamente con Donna Kerness, colaboradora de toda la vida, Kuchar expresa su visión del sexo como una forma de conocerse a sí mismo. Lo presenta como una conclusión a la que se llega con la madurez, aunque una semilla de esa ambición por el sexo ya está presente en Eclipse of the Sun Virgin, y su uso de la música del musical On the Town: la letra “Mis amplios conocimientos de anatomía” (“My extensive knowledge of anatomy”) sirve de irónica confesión de latencia juvenil.
¿Y hasta qué punto son acertadas las sospechas de Kuchar de hostilidad por parte de la naturaleza no humana? En Scarlet Droppings (1991), un viaje a un zoológico de Normal, Illinois, invita al comentario de George: “Mira, tómatelo como lo que vale, un animal es un animal… De vez en cuando van a intentar arrancarte la cabeza”. En Secrets of the Shadow World menciona a John A. Keel -sin renegar de una evidente identificación personal- el miedo de H.P. Lovecraft a los peces. Estos momentos son indicios por parte de Kuchar de la suficiente autoconciencia de que la hostilidad de la naturaleza no humana podría ser simplemente más de sí mismo extendido hacia fuera y luego mirando hacia dentro.
En un artículo publicado en 1966 en un periódico de Berkeley (California), Leonard Lipton comparaba el dominio de Kuchar de las formas clásicas de Hollywood con la manera en que “Einstein fue llamado el último de los físicos clásicos, y Newton el último de los grandes geómetras… Ha forjado el futuro yendo hacia atrás”. Este tipo de pensamiento es algo habitual en relación con el modernismo en las artes (de T.S. Eliot a Stanley Cavell). Pero la formulación de Lipton (ligeramente profética, pues se escribió muy tempranamente) podría permitir un giro más: Kuchar retrocede, y luego avanza, al ir hacia dentro, al sostener una idea clara de las necesidades corporales que fundamentan nuestro deseo de tener una idea tan asentada como “el clima” o “el espacio exterior” (por no mencionar los límites del yo que podrían hacer inteligible una idea como “excremento”).
¿Qué sentido puede tener ese autoconocimiento, o (si viene a ser lo mismo) la sintonía entre el interior y el exterior? Como dice un personaje en A Reason to Live (1976), “La niebla se acerca. Te dará fuerzas.” La película da a entender que la naturaleza por sí sola -pero sobre todo la naturaleza tempestuosa, la naturaleza en su máxima expresión- es una razón para vivir. Y es una película iluminada por esa convicción.
Con esa misma convicción, la de afirmar la vida convocando a las fuerzas de la naturaleza, iluminaremos salas de cine de la Ciudad de México con el programa más extenso de películas de Kuchar que jamás se haya proyectado en México. Comenzamos en la Cineteca Nacional el 17 de Julio con “Interiores y Exteriores de George Kuchar”, proyectando tres películas en 16mm (de Anthology Film Archives): Eclipse of the Sun Virgin (1967), A Reason to Live(1976) y la película sobre ovnis Ascension of the Demonoids (1985). Continuamos en el Centro de Cultura Digital el 19 de julio con una inmersión más profunda en la naturaleza, “Exteriores e Interiores de George Kuchar”, proyectando una copia en 16mm de Wild Night in El Reno (1977, también de Anthology) así como Weather Diary 2 (1987) y Scarlet Droppings (1991), ambas de Video Data Bank.
En esta selección del cine de Kuchar, la materia sublimada vuelve a la tierra: ahora doblemente encantada por su paso a través de las estrellas.
*El programa cuenta con el apoyo de la Acción Marie Sk?odowska-Curie (MSCA) “Materialism and Geographic Specificity in the Philosophy of Film” (convenio de subvención ID: 101102377), en la Universidad de Murcia, financiado por la Unión Europea. No obstante, las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor y no reflejan necesariamente las de la Unión Europea o la Universidad de Murcia. Ni la Unión Europea ni la autoridad que concede la subvención pueden ser consideradas responsables de las mismas.
Cineteca Nacional
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