RESEÑA
Para los mayas la muerte no era la aniquilación total inherente a los seres vivos, sino un cambio de estado, una vivencia distinta a la que transcurre entre el nacimiento y el deceso. La muerte no es más que una forma de vida diferente.
Es así como el dios de la muerte puede tener actividades semejantes a la de los vivos sobre la tierra: tejer, producir fuego, caminar bajo la lluvia, empuñar una lanza o un hacha, fumar, quebrar una planta, una cuerda o una vasija, e incluso hacer el amor a una mujer. Y los señores del Xibalbá, seres malignos del inframundo salen a la tierra de los hombres a jugar pelota, a burlarse de quienes no creen y a interrumpir los sueños.
AUTOR:
Grupo Agua y Miel