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El domingo 1o. de diciembre de 1918 se llevaron a cabo las elecciones para renovar los ayuntamientos de la Ciudad de México, que iniciarían funciones en enero de 1919. De acuerdo con la Ley Electoral, todos los ciudadanos empadronados tenían la obligación de ejercer el voto. En caso contrario, podían ser multados y perder sus derechos ciudadanos por un año. Las autoridades de la Ciudad de México dieron amplias facilidades a los votantes para que ejercieran su derecho ciudadano con toda libertad. Los que no estuvieran empadronados podían acudir a la casilla más cercana a su domicilio y, con la presencia de dos testigos honorables, comprobar su residencia en la demarcación correspondiente para ejercer el voto. De acuerdo con la crónica periodística, las casillas se abrieron a las nueve de la mañana y cerraron pasadas las seis de la tarde. Según los primeros cómputos de la elección, el Partido Liberal Nacionalista ganó en 175 casillas de las 240 instaladas.
