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El 7 de noviembre de 1918, el gabinete del presidente Venustiano Carranza propuso la liquidación del Banco Nacional de México y que sus activos formaran parte del Banco Único de Emisión, proyecto que aún no podía consolidarse.
El Banco Nacional de México era uno de los más importantes del país, cuyos mayores accionistas eran franceses. Por ello, considerando que el contexto internacional era muy complicado, el presidente Carranza decidió evitar una confrontación con el gobierno de Francia, que ya había protestado diplomáticamente por los impuestos al petróleo decretados por México en febrero de ese año, y no autorizó la liquidación. Hasta 1925, con la creación del Banco de México, se cumplió el mandato de la Constitución de 1917 de establecer el Banco Único de Emisión.
