- PÚBLICO: General
- INFORMES: (55) 4155 0200 ext. 3055, 3074 y 3086
- Ir al sitio Web
Hacia 1918, la Ciudad de México experimentó de nuevo un crecimiento demográfico con la llegada de personas del interior de la República que huían de la guerra en busca de alimentos y empleo. El desplazamiento de población incrementó la solicitud de servicios urbanos: agua y drenaje, así como el mejoramiento de caminos, calles y banquetas en las nuevas colonias que se estaban formando alrededor del centro. Fueron creados nuevos barrios con personas de bajos recursos que poco aportaban al erario a través del pago de impuestos. Esta situación provocó la queja de los contribuyentes, quienes pensaban que sus impuestos pagarían los servicios de las nuevas colonias.
El descontento aumentó cuando, a mediados de septiembre de 1918, el Ayuntamiento anunció el cobro de un nuevo impuesto denominado Reserva del Municipio Libre, que serviría para sanear las finanzas locales. De acuerdo con un reportaje periodístico, el Ayuntamiento se encontraba en la bancarrota debido a la mala planeación de recaudación hacendaria.
