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Con el propósito de que le informara de los avances de la pacificación en Durango, el presidente Venustiano Carranza mandó a llamar a la Ciudad de México al gobernador del estado, el general Domingo Arrieta. A mediados de agosto, Arrieta se entrevistó con el presidente y el secretario de Gobernación, Manuel Aguirre Berlanga, para presentar un panorama de la situación de la entidad. Además de la pacificación del estado, una de las preocupaciones más notables eran los brotes de viruela que se presentaban en la zona fronteriza con el estado de Chihuahua, la escasez de alimentos y el bandidaje, que asolaba sobre todo en los caminos rurales. Había también noticias positivas: las cosechas de granos y cereales se habían recuperado en la entidad, pero antes de exportar los productos agrícolas se buscaba atender el mercado interno. En la región de La Laguna, había una mejora en el cultivo del algodón, por lo que se esperaba que en poco tiempo se recuperara el ramo textil en la entidad.