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A principios de 1918, el director de los Ferrocarriles Constitucionalistas, Felipe Pescador, anunció el establecimiento de exámenes de competencia que se aplicarían a los mecánicos para detectar las necesidades de capacitación. Los trabajadores que no aprobaran el examen no serían despedidos; se les enviaría a la Escuela Técnica Práctica a recibir capacitación.
Esta decisión no fue aceptada por el gremio de mecánicos, quienes consideraron que la medida atentaba contra sus derechos laborales, ya que sería una justificación para despedir a más de cinco mil trabajadores. Para manifestar su rechazo, los ferrocarrileros amenazaron con una huelga.
El 11 de mayo de 1918, Pescador señaló en la prensa que era injustificado el malestar obrero, ya que los exámenes permitirían categorizar las plazas y hacer un justo tabulador salarial. Por último, pidió prudencia a los trabajadores y les recordó que en caso de que estallara la huelga se aplicarían las sanciones correspondientes, incluido el despido. Al final la huelga no se llevó a cabo, pero se agudizó el distanciamiento entre los ferrocarrileros y el gobierno federal.
