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El 24, 25 y 28 de diciembre de 1917, 3 y 24 de enero de 1918, ocurrieron una serie de sismos de gran magnitud que afectaron parte del país centroamericano y causaron más de dos mil muertos y una cantidad indeterminada de edificios destruidos.
El 31 de diciembre de 1917 la prensa de la capital de la República dio noticias alarmantes sobre la situación que vivía el país vecino a causa de los sismos. Mario Gabucio, escribiente de la Legación de México en Guatemala, informó a la Secretaría de Relaciones Exteriores que el edificio en donde se alojaba la Embajada de nuestro país se encontraba severamente dañado, haciéndolo inhabitable por parte del personal diplomático, el cual, afortunadamente, se encontraba fuera de peligro.
El embajador de México en Guatemala, Salvador Bermúdez de Castro, había salido hacia nuestro país desde el 25 de diciembre pasado. La embajada de México también informó de los terribles daños ocasionados en la capital de Guatemala, la residencia presidencial resultó afectada e incluso se temía por la vida del presidente Manuel Estrada Cabrera. El presidente Venustiano Carranza, al saber la magnitud de la tragedia, envió un mensaje de condolencia y de solidaridad al pueblo guatemalteco y su gobierno por los sismos que habían sufrido.