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El 13 de octubre de 1917, la Cámara de Diputados aprobó la creación del Departamento de Asuntos Fabriles como uno de los cuatro departamentos del gobierno federal, que dependería directamente del Poder Ejecutivo y no de la Secretaría de Guerra y Marina.
Esta decisión provocó un fuerte debate parlamentario. Quienes propusieron que continuara siendo parte de la Secretaría de Guerra argumentaron que sus funciones eran parte sustantiva de esa dependencia. Quienes se opusieron, argumentaron que necesitaba autonomía de los jefes militares y que los titulares de la secretaría no tenían tiempo de atenderla, como ya había ocurrido. Al ponerse a votación, fue aprobada la creación del Departamento de Asuntos Militares como una dependencia directa del Ejecutivo por 135 votos contra 30.