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La difícil situación económica del país durante la administración del presidente Venustiano Carranza continuó, a pesar de los intentos de su gobierno para reactivar la economía y garantizar el abasto de víveres para la población. En algunos estados, los conflictos armados habían paralizado la producción agrícola e industrial, lo que provocó escasez de alimentos y de productos manufacturados.
A mediados de septiembre, los industriales textiles de Puebla anunciaron el cierre temporal de sus fábricas, debido a la exportación de tela y ropa manufacturada que ingresaba de contrabando por el sur del país, aunado al aumento del costo de las materias primas y la escasez de las mismas en el mercado internacional, lo que provocó el despido de más de tres mil obreros de esa entidad.
Tras una ardua negociación, los empresarios textileros de Puebla anunciaron la apertura de sus fábricas y volvieron a dar trabajo a los obreros para bienestar de sus familias.
