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Para 1918, la administración del gobernador soberanista José Inés Dávila era sólo nominal, puesto que las tropas constitucionalistas controlaban las principales poblaciones del Oaxaca. Para consolidar su autoridad, a finales de septiembre de ese año, el presidente Venustiano Carranza designó jefe de las operaciones de oriente al general José Agustín Castro para encabezar la campaña militar en contra de los rebeldes.
Para evitar que se propagara la rebelión a otros estados del país, Carranza ordenó al general Cesáreo Castro evitar el paso de rebeldes hacia Puebla, mientras que el general Pablo González hacía lo mismo en Morelos, para evitar una posible alianza con los zapatistas.
