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Uno de los productos manufacturados que escaseó por causa de la guerra fue el papel periódico. La mayoría de los impresores de libros, diarios, revistas y demás publicaciones tuvieron que disminuir el tiraje, lo que provocó pérdidas económicas considerables a los editores. El Universal —diario con clara simpatía por los aliados— insinuó, en una editorial, que el impuesto por importación de papel afectaba directamente a los medios que apoyaban la causa aliada, mientras los medios germanófilos, como El Demócrata, disfrutaban del papel alemán traído de contrabando ante la complicidad del gobierno. Por esa razón, los accionistas de este diario exigieron al gobierno derogar dicho impuesto.
Ante estos señalamientos, el subsecretario de Hacienda, Rafael Nieto, negó que el gobierno mexicano solapara el contrabando de papel a favor de El Demócrata y reafirmó que el impuesto a la importación de papel no se derogaría, debido a que los ingresos por este concepto se utilizarían en proyectos sociales, dejar de percibirlos afectaría la economía nacional.
