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Al trascurrir los primeros días de agosto de 1918 se conocieron los nombres de los candidatos triunfadores en las elecciones federales de julio. Uno de ellos fue Adolfo de la Huerta, electo senador por Sonora. A pesar de esto, De la Huerta siguió desempeñando su puesto en el consulado por patriotismo y lealtad al presidente Carranza, pues consideró que era más importante servir a México a través de la diplomacia antes de atender sus intereses personales.
El fin de la Primera Guerra Mundial, el 11 de noviembre de 1918, permitió a De la Huerta regresar al país para competir en las elecciones locales de 1919, en las que resultó electo gobernador de Sonora, lo que inició su distanciamiento con el presidente Carranza. Las diferencias entre ambos concluirían con el levantamiento armado de Agua Prieta en abril de 1920.
